El hombre de la piedra (II)
Ése hombre de la piedra
Que persigue la vana incertidumbre
De hallar la fidelidad del verbo
a la vida y de la vida a su amarga
nadería,
Ya nunca mirará
Con la pureza de la infancia:
Una contaminación más pura
Hierve en sus ojos,
Una lengua más fina
para las verdades más oscuras,
y en el vano aire ha de asistir
a la muerte necesaria de sus primaveras.
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