El hombre de la piedra
Un hombre que medita
es poca cosa para el mundo.
Murmura en soledad
y en soledad canta y camina,
alejado de los hombres,
de los dioses olvidado.
Y aún así debes admitir
el aura suprema de su rostro,
la ignota valentía que le da gloria,
y cuando la humanidad decline
apenas una gota de un alma quedará
que no se haya postrado
frente a ése hombre de la piedra.
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